Gonzalo González Espinoza. (Zaruma, 1952). Ha vivido casi toda su vida en Puerto Bolívar. Ha publicado Solo para no mentir, poemas, Bases biológicas de la psicología y Papá Lucho, una crónica de la vida de don Luis Ángel Moscoso. Ha colaborado en los siguientes medios de comunicación de Machala: diario La Tarde, El Nacional, Ahora y OKTV. Psicólogo clínico. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Educación. Director de la publicación virtual Camarón brujo-revista cultural. Primer premio del Concurso de Poesía de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de El Oro en 1981. Es miembro correspondiente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” Núcleo de El Oro. Ha publicado poemas sueltos en varias revistas como La pedrada zurda, Eskeletra y Primera plana.
Luis Emilio Salinas Sarmiento. (Loja, 1954). Estudios universitarios en la Universidad Técnica Particular de Loja, Universidad Técnica de Machala y Nacional de Loja. Docente de Nivel Medio, sociólogo y abogado. Su primera publicación en poesía data de 1984: Caminante sobre un círculo de fuego. Ha colaborado con las revistas Altasierra, Segunda Época; Cantores del silencio y Huellas. Participó en el Taller de literatura de la UNL y coordinó el área poética del Taller de literatura de la Carrera de Lengua y Literatura de la Facultad de Sociología de la Universidad Técnica de Machala, en esta última promovió la publicación de la Revista Huellas y Versovivo. Fue fundador y presidió la Casa de la Cultura Ecuatoriana, extensión Santa Rosa. Miembro de la CCE, Núcleo de El Oro. Fue docente de la Facultad de CC.SS. de la Universidad Técnica de Machala.
Roy Sigüenza (Portovelo, 1958). Escritor y cronista. Realizó sus estudios secundarios en su ciudad de origen y los superiores en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, aunque no finalizó la carrera. Sus primeras publicaciones contaron con tirajes reducidos. A principios de la década de 2000 dirigió el Departamento de Cultura del Municipio de Portovelo. Sus textos constan en varias antologías nacionales y del extranjero. Candidato al Premio Nacional Eugenio Espejo en 2020. Autor, en poesía, de Cabeza quemada. Machala: Edición Papeles de la iguana, 1990. Tabla de mareas. Cuenca: La (h)onda de David, Universidad de Cuenca, Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Azuay/Alianza Francesa, 1998. Ocúpate de la noche. Cuenca: Universidad de Cuenca/Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2000. (Obra ganadora de una mención en el Concurso Nacional de Poesía César Dávila Andrade, en el VII Encuentro sobre Literatura Ecuatoriana “Alfonso Carrasco Veintimilla”. La hierba del cielo. Quito: Editorial Pedro Jorge Vera, Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, 2002. Abrazadero y otros lugares. Poesía reunida 1990-2005. Edición de Cristóbal Zapata. Cuenca: Último round, Casa de la Cultura Núcleo del Azuay/Universidad de Cuenca, 2006. Cuatrocientos cuerpos. Quito: Editorial Pedro Jorge Vera, Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, 2009. Manchas de agua. Selección poética. Cinosargo Ediciones, 2016. Nurdu. Quito: Pirata Cartonera, 2018. Habilidad con los caballos. Poesía reunida, 1990-2020. Quito: Severo Editorial/Universidad San Francisco de Quito, 2020. En crónica ha publicado: ¿Y vieron bailar el charlestón a la ‘Chiva’ Marina?, 1991 y Portovelenses S.A., 1999.
Jorge Prócel (Machala, 1967). Educador, comunicador. Director del proyecto “Prensa escuela” a través de la sección educativa y cultural “¡qué nota!” de diario Correo de Machala, proyecto internacional del Convenio Andrés Bello y la Organización de Estados Iberoamericanos. Coordinador de los talleres de comunicación estudiantil; promotor de concursos de cuento corto y poesía estudiantil a través de diario Correo; organizador del Primer Concurso Nacional Universitario de Cuento y Poesía (1996-2005). Director del Taller de literatura; organizador de la línea editorial del taller; del Concurso Provincial de Microensayo, del Departamento de Cultura y Arte de la UTMACH (2012-2015). Ha publicado: Guía de la poesía de El Oro. Inventario y Comentario de la Poesía Orense (Departamento de Cultura, Dirección de Educación de El Oro, 1991); Zone Boy’s vs Club. Antología de la Poesía Orense (Departamento de Cultura de la Universidad de Machala, 1992); José Antonio Jara Aguilar “El Chazo”, un icono de la memoria orense que pervive. Aproximación Historiográfica (coautor con Gonzalo Rodríguez Calderón y Vicente Poma Mendoza), Consejo Provincial de El Oro, 2010; Poesía sin fronteras. Antología de participantes del Encuentro de Poetas y Escritores del sur de Ecuador y norte de Perú. Casa de la Cultura de El Oro/Casa del Poeta de Tumbes, 1999; La exacta dimensión del fuego. Novelario, UTMACH, 1996; Revista Eskeletra, “Antología de la Poesía Joven Ecuatoriana”, Quito, 1994; La familia secreta 1. Selección de Textos de Talleres para el Desarrollo de la Creatividad literaria, proyecto ejecutado en cuatro colegios de la ciudad de Machala a través de la sección Literatura del Departamento de Cultura y Arte de la Universidad Técnica de Machala, 2013; La familia secreta 2. Selección de textos del Taller de Literatura del Departamento de Cultura y Arte de la Universidad Técnica de Machala, 2013. La exacta dimensión del fuego, 2ª edición, Colección Machala no es Ciudad para Escritores, 2014.
Este trabajo es una exploración y análisis de dos novelas representativas de la provincia de Loja: Naya o la Chapetona (1878) y Luzmila (1903). Las dos novelas fueron escritas entre el siglo XIX y principios del XX, época en la que el país y la provincia de Loja se debatía entre la consolidación y fortalecimiento de un Estado central y las ideas tempranas de descentralización, autonomía o de Federalismo, lo que demuestra un período de alta tensión política y movilización social. Al mismo tiempo, en términos artísticos se consumaron ideales como el heroísmo y el amor sentimental, propio del período Romántico que casi siempre termina en pérdida o muerte de alguno de los protagonistas. Veremos cómo en estas dos novelas confluyen valores e inquietudes que manifiestan y se debaten entre la conciencia de lo nacional, los problemas sociales y un estado de ánimo que refleja alegría y tristeza. Todas estas categorías significarían, desde nuestro punto de vista, que el eje común que las une es un espacio de contingencia, es decir, la posibilidad de que algo suceda o no, como la situación amorosa, una cultura única y el debate por la pertenencia a un espacio nacional.
En esta participación se abordará la obra de Miguel Riofrío desde una perspectiva política, coyuntural de acuerdo con su época y será analizada desde una perspectiva de cómo los docentes de Literatura, entendemos y analizamos esta obra dentro de la clase.
El término “ñañapura”, acuñado por la autora, combina las palabras kichwa “ñaña” (hermana) y “pura” (entre), destacando la colaboración y hermandad “entre mujeres". Esta investigación examina cómo el feminismo Indígena se entrelaza con los derechos sobre la tierra, subrayando la relación entre la dinámica de género y la defensa ambiental. A través de la colaboración activa con mujeres kichwa del Alto Napo, se resalta su papel crucial en la resistencia contra la extracción de petróleo y minería, utilizando leyes nacionales e internacionales para proteger sus territorios. Estas comunidades forman colectivos de mujeres que empoderan a sus integrantes, redactan propuestas, organizan a sus comunidades y participan en protestas pacíficas. Además, se esfuerzan por transmitir su idioma y prácticas ancestrales a las nuevas generaciones. La iniciativa ñañapura, inspirada en estas prácticas, promueve la colaboración horizontal y valora todo tipo de conocimiento, demostrando que, sin estar involucradas en el mundo académico, estas mujeres son generadoras de teorías, ejemplos de resiliencia y autodeterminación. Este ensayo ofrece una visión profunda de sus esfuerzos en la protección del entorno natural y la preservación cultural.
El presente ensayo tiene como finalidad dar a conocer el rol de la chakra mama dentro del sistema tradicional de producción agrícola. Este entorno agrícola alimenta el hogar y cultiva diversas plantas medicinales, alimenticias, frutales, maderables, productos de venta, plantas de ritual, entre otras. La mayoría de las comunidades Indígenas se dedica a la agricultura. En un estudio realizado con 40 productores, se destacó la gran diversidad de una chakra: en 2018 se encontraron 122 especies, 109 géneros y 50 familias; en 2021, 203 especies, 161 géneros y 70 familias. Esto demuestra que la chakra es un sistema tradicional con una gran diversidad florística para distintos usos. La chakra mama juega un rol crucial porque es quien siembra, planta y mantiene las plantas que delimitan un territorio. Las mujeres están siempre al tanto de los sembríos alrededor de su hogar y de sus productos consumibles. Comprender este sistema nos conecta con el respeto hacia cada ser que nace de la tierra, reconociendo el ciclo de la vida y la importancia de los bosques y plantas medicinales. Los bosques albergan árboles que proporcionan madera especial para construir un hogar y plantas que tienen un valor espiritual y medicinal. Fortalecer el entendimiento de los conocimientos culturales tanto de mujeres como de hombres es crucial para apreciar la lucha por los territorios, evitando su venta y preservando la integridad de nuestras comunidades indígenas. Esta unión fortalecerá nuestra capacidad para salvaguardar nuestros recursos y proteger el territorio que da identidad a nuestros pueblos originarios
Este artículo examina un intercambio de conocimientos medicinales entre mujeres Indígenas Waorani y Kichwa en la Amazonía ecuatoriana. Utilizando la "interculturalidad crítica" (Walsh 2012) y el "internacionalismo indígena," (Simpson 2021), propongo el concepto de "interculturalidad resurgente" como un nuevo modelo para la salud intercultural. Parto de la idea de las dos preguntas: 1. ¿Cómo podemos re-imaginar la salud intercultural fuera del modelo biomédico/ancestral? 2. ¿Cómo podría el intercambio entre mujeres Indígenas brindar oportunidades para desarrollar resiliencia? Basándose en dos talleres y tres veranos de investigación, analizo cómo este enfoque puede fomentar la colaboración y el intercambio entre grupos indígenas, brindando oportunidades para abordar preocupaciones de salud y equidad contra las cuales luchan las mujeres indígenas, al tiempo que se construye resiliencia inter-indígena. Este estudio revela hallazgos significativos en las áreas de atención de salud reproductiva, prácticas de sanación y estrategias de resiliencia, sentando las bases para una interculturalidad que va más allá de los modelos biomédicos y ancestrales, promoviendo la colaboración entre diferentes grupos indígenas. Sostengo que la creación de más espacios para el resurgimiento de la interculturalidad basada en la tierra y la hermandad tiene el potencial de generar resiliencia en las comunidades indígenas que buscan reclamar, recuperar y generar sanación en sus comunidades.