Programa de la conferencia
Panel . Del criollismo a la globalización: la narrativa ecuatoriana entre dos siglos
Lunes 20 de julio: 11:45 -13:00
Lugar: Sala Manuela Sáenz, Universidad Andina Simón Bolívar
- "Los cuentos ecuatorianos del siglo XXI, escrituras experimentales y arte de la brevedad, el ejemplo de Esmog de Huilo Ruales Hualca (Eskeletra, 2006)."
Caroline Labatut, Universidad Nacional de Educación (Azogues)
Resumen: La cuentística ecuatoriana de hoy, particularmente desde los años 2000, confirma, en el pluralismo de las escrituras ecuatorianas y gracias al atrevimiento estilístico de sus autores, el sello innovador que el género siempre ha tenido, imponiéndose por ende como mayúsculo en sí, y no como un co-género de la narrativa ecuatoriana, o un subgénero, como las teorías canónicas lo dejaron entender durante años.
No se puede citar a todas ni a todos los cuentistas ecuatorianos de hoy pero lo que sí se puede acertar es que romper los códigos es una constante para cada una-o y toda-o-s, haciendo de las obras de la generación ecuatoriana ecléctica del momento y primer cuarto de este siglo un crisol de experimentos literarios más que postmodernos, geniales. Alejandro Ribadeneira, Ramiro Arias, Jennie Carrasco, Lucrecia Maldonado, Raúl Serrano, Jennie Carrasco, Jorge Dávila Vázquez, Galo Galarza, Alex Ron y sus cuentos-graffitis, Leonardo Valencia y sus escrituras flotantes, Iván Carrasco et alis, todos convergen hacia , o se expresan desde un estallamiento policromático de propuestas literarias insólitas. Avec Esmog, 100 grageas para morir de pie (Eskeletra, 2006), Huilo Ruales Hualcacristaliza tal fenómeno literario ecuatoriano para, como sea, no vivir de rodillas, reaccionar al mundo, mantenerse vivos a puñetazos, inhalando caladas de palabras malabares como quien se delecta rumiando un acidulado y provocador “bonbon anglais” y al final vive la literatura y el libro como una experiencia sinectésica, experimental y fenomenológica donde se juega, bajo el esmog ambiente, general y social, un cara a cara promiscuo yo-nosotros, que “desesmoga”, da de pensar y sobre todo, pensarse.